El sueño, o la falta de sueño, de los niños es uno de los problemas que más preocupa a los padres junto con su alimentación. Muchos niños no duermen bien durante la noche porque tienen miedo o porque no llevan horarios rígidos y su cerebro no tiene el hábito de descansar en un horario determinado.
Establecer un horario de descanso es muy importante para un niño, que está creciendo y aprendiendo a un ritmo tan rápido que consume mucha energía cada día.
Una habitación que invita al descanso
La habitación de los niños debe de invitar al descanso y tiene que ser así desde sus más pequeños detalles. Un buen ejemplo lo tenemos en los colores escogidos para la decoración del cuarto. Mientras que los tonos vivos invitan a la energía y el juego, los tonos pastel son apropiados para relajarse y conciliar el sueño.
También es importante que la habitación esté ordenada y limpia, por eso es fundamental inculcar al niño la costumbre de recoger su cuarto cada día antes de ir a la cama. Así, no habrá un caos a su alrededor en el que resultará menos agradable estar.
Una cama segura y cálida
La cama del niño debe de ser segura y cálida y además parecerlo. Hay niños que se mueven mucho durante la noche y que debido a eso, se destapan e incluso puedan caerse de la cama. Evidentemente, esto es algo malo para ellos pues pueden coger frío y, lógicamente, lastimarse al caer.
Para evitar esto existen los sacos nórdicos infantiles. Son muy similares a los sacos de dormir en las acampadas, solo que están unidos a una sábana bajera que se coloca sobre el colchón. Una vez cerrado, el niño está calentito en su interior y no se podrá destapar en toda la noche.
Estos sacos también previenen las caídas, ya que es mucho más difícil que el niño acabe en el suelo. No obstante, pudiera ser que se cayera, por lo que no está de más colocar algunos cojines o una alfombra mullida. Dado que el saco también está acolchado, la caída quedaría totalmente amortiguada.
Estos sacos nórdicos para niños tienen diseños muy bonitos y apropiados para los pequeños. En muchos casos pueden encontrarse con sus personajes favoritos y en otros, con motivos infantiles sin licencia, igualmente bonitos y relajantes.
El baño, un gran aliado
El baño es un gran aliado para favorecer el sueño en los niños y también en los mayores. El baño no debe de ser excesivamente prolongado, porque no es bueno para la piel. Pero sí es procedente darle un poco de tiempo al niño para que juegue o, incluso, jugar nosotros con ellos durante unos minutos.
En el caso de la ducha, los niños pueden pasarlo tan bien como con una bañera. Si se desea, se les puede colocar un barreño para que puedan ponerse a remojo o se les puede acostumbrar al ritual de la ducha desde que son pequeños. La disfrutarán exactamente igual.
Llegado a cierta edad, el niño reclamará lavarse solo y querrá intimidad. Hay que ir otorgándosela gradualmente. Lo importante es que este momento sea relajante, así que olvídate de meterle prisa o de estar tú correteando a su alrededor y transmitiéndole todo el estrés.
Para evitar esto es bueno comenzar siempre la cena a la misma hora y, a partir de ahí, ir siguiendo las rutinas diarias hasta el momento de meterse en la cama. Así, el niño se irá preparando para ese momento poco a poco. Cuando se acueste, su cuerpo ya estará predispuesto a dormir.
Pequeñas rutinas que ayudan a descansar mejor
Además del baño hay otras rutinas para antes de dormir que predisponen al niño al sueño. No solo los bebés necesitan hidratación en su piel, también la precisan los niños de más edad. Por eso, ese pequeño ritual de ponerle crema hidratante al niño por todo el cuerpo con un pequeño masaje no se debería de perder hasta que él solo comenzara a hacerlo a su debido tiempo.
El vaso de leche calentito, tomado ya en la cama, tiene una doble función. Por un lado la de regular la temperatura del niño, que estaría más calentito y por tanto más a gusto. Por otro, la leche caliente libera un aminoácido que se conoce bajo el nombre de hormona del sueño porque facilita el descanso.
Muchos padres dejan al niño en cama con la televisión para que se duerma, pero no es aconsejable porque la televisión exige que el niño tenga los ojos abiertos y sus colores y música pueden excitarlo. Que los padres lean un poco al niño antes de acostarse es mucho más apropiado, ya que así el pequeño podrá cerrar los ojos e ir imaginando la historia, lo que le hará dormir pensando en cosas muy agradables.